La negociación sobre la financiación autonómica parece que ha llegado a su desenlace, con un acuerdo que será positivo para todos, porque acaba con ciertas injusticias, producto del anterior sistema que no tenía en cuenta su actualización incorporando nuevas realidades en necesidades sociales o demográficas.
A pesar de ello, todos somos conscientes de que no es la mejor época para pactar y cerrar acuerdos relacionados con compromisos económicos. Lo que realmente importa es que se ha cambiado el modelo de financiación autonómico por uno más justo y socialmente más equitativo, que reconoce las singularidades de todo el país.
Este aumento de ingresos servirá para mejorar los servicios en sanidad, educación y atención social, de una manera más equilibrada. No se trata de un cambio tan radical para que algunos se rasguen las vestiduras; a aquéllos que lo han querido plantear como un enfrentamiento entre comunidades, les recuerdo que con estos argumentos, hacen un flaco favor a la convivencia.
Ahora, los municipios tenemos la confianza de que el conseller Castells entenderá que debemos comenzar a definir cómo afrontamos el futuro de la financiación local. Ahora nos toca a los municipios y Castells debe comenzar a pensar como moverá las fichas de este nuevo reto.