Bajo el auspicio del Síndic de Greuges de Cornellà se cerraron ayer las jornadas de participación "Posar l'Administració al servei i a l'abast de les persones i de la comunitat", con una sesión sobre los derechos políticos y su ejercicio en la ciudad. Tras las distintas intervenciones de la mesa y del público, subyacía un discurso recurrente, y que tiende a separar en dos orillas a los políticos y la sociedad, esta última reclamando mayor capacidad de decisión a causa de un supuesto "aislamiento" de la clase política.
No estoy de acuerdo con esta interpretación, porque seguro que la administración puede mejorar sus canales de comunicación con la ciudadanía, debe saber abrirse e interpretar bien las necesidades de los gobernados, pero cada uno tiene que asumir sus responsabilidades. Un político tiene que hacer lo que le corresponde, que es gobernar y tomar decisiones. Es lógico que haya una cierta conciencia crítica, y una fiscalización continua de las tareas de gobierno, eso es bueno. Pero los políticos no estamos en un lado y la sociedad en otro. Para avanzar necesitamos la complicidad de los que estamos aquí y de los que estamos fuera. Tenemos que asumir nuestra responsabilidad, tomar decisiones, decisiones que pueden ser difíciles, porque no contentarán a todos.
Sí comparto que nos queda trecho por recorrer a la hora de hacer comprensible el trabajo político. Es importante, muy importante como ya he dicho en otras ocasiones, saber escuchar y saber hablar. Y me preocupa que además de esa conciencia crítica, no sea más activa una conciencia ciudadana, con participación e interés, porque mejorar nuestra sociedad y forma de gobernarnos es tarea común, basada en la corresponsabilidad.