El parque de Can Mercader ha recibido este año varias inversiones, por un lado directamente las mejores en los sistemas de iluminación y riego y por el otro, también con fondos estatales, ganando un nuevo parque de huertos urbanos y un activo educativo también a destacar, la nueva Escola de Muntanya i Natura. Todo ello viene a subrayar la centralidad este parque urbano y su papel determinante en la madurez de nuestra ciudad.
Cuando Can Mercader se recuperó para la ciudadanía de Cornellà no se quedó en ser un parque; ahora acabamos de conmemorar el 15 aniversario de la apertura al público del Museu Palau Mercader, por ejemplo. Allí tienen su sede el Departament de Treball del Ayuntamiento, y sus aulas de formación, y la Fundació El Llindar, dos piezas muy importantes de la acción laboral y social en Cornellà. También están Amics del Ferrocarril, con el circuito de trenes en miniatura, o el espacio para la asociación de Agility. Se acaban de construir los huertos que ya he mencionado, y tenemos la piscina municipal en la que se está realizando una importante reforma para ampliar su uso ciudadano. Y muchas más cosas, seguro, sin olvidar que el mantenimiento del parque lo hace Tecsalsa, una empresa con planteamiento y alcance social.
Esa es la realidad de un parque que define a una ciudad, la nuestra: disponer de un entorno ciudadano para responder a todos los retos, para ofrecer el máximo de servicios a la ciudadanía, para crecer y completar una red de equipamientos adecuada a nuestro crecimiento. Can Mercader es mucho más, un espacio amplio, plural y compartido.