Algunas veces un libro llega a tus manos porque alguien te lo recomienda, no es el caso de esta novela, la casualidad la puso al alcance de mis ojos y mis manos la atraparon con tanta avidez en su lectura, que no dejo de recomendarlo últimamente. Es intenso, con un planteamiento eficaz que se produce en torno a una cena en un ambiente selecto para tratar un episodio que hace algunos años ocurrió en Barcelona, el apaleamiento a un indigente por parte de unos jóvenes.
Páginas que mezclan como se desenvuelven las aristocracias políticas, la perniciosa influencia de los paternalismos o maternalismos, manifestaciones de rechazo relacionadas con la condición racial o la posición económica, teatro de la hipocresía y un intenso señalamiento de la culpa-responsabilidad excusada entre razones por las cuáles nadie cree que se puede detener ni se tenga que comprender, contrastando con conversaciones entre los personajes relacionadas con el papel de los padres, la transmisión de los valores, o el papel de la educación.
Un final duro, que nos pone ante nuestro propio espejo las evidencias de las carencias morales y sociales que emergen en estos momentos, una lectura para una buena conversación como excusa, para determinar qué no hacemos bien, y ante qué crisis moral nos estamos enfrentando.
