En los últimos meses, los ayuntamientos hemos estado en el centro de la actualidad informativa. En primer lugar, porque los recortes de la Generalitat en sanidad y en educación nos han afectado directamente. En julio se eliminó el servicio de pediatría en Almeda y durante el verano se han cerrado los ambulatorios tanto de Almeda como de Fontsanta-Fatjó, además de incumplir compromisos en materia educativa. Y ahora, la Generalitat anuncia la reducción de aportaciones para el mantenimiento de servicios municipales que nosotros ya tenemos en marcha, como las guarderías municipales, la escuela de música y otros servicios sociales. Unas aportaciones que nosotros ya hemos hecho, que las familias ya han pagado y que ahora nos dicen que serán inferiores a las comprometidas inicialmente.
El resultado es que se encarecen los servicios que prestamos y nuestra principal preocupación ahora es, ¿quién los va a pagar?, lo que no es normal es cambiar las reglas de juego una vez el partido ya ha comenzado. Es inaceptable. Somos conscientes de que son momentos de dificultad, pero debemos actuar desde la racionalidad, no a costa de recortar de forma indiscriminada. Los ajustes anunciados por la Generalitat deberían plantearse, en todo caso, de cara al futuro, pero no en servicios plenamente vigentes y activos.
Por otra parte, el Estado nos reclama ahora unos sobreingresos que nos aportaron en 2008 y 2009. Evidentemente la solicitud no llega en el mejor momento, teniendo en cuenta la delicada situación financiera de los ayuntamientos. Por eso, mi propuesta es que el Estado incluya un apartado económico en los presupuestos de 2012, para que las corporaciones podamos devolver esos importes de forma consecutiva en varios años y tener así un balón de oxígeno.