No es la primera vez que recomiendo leer a Stefan Zweig, mi primera lectura fue “El mundo de ayer: Memorias de un europeo”, una excelente y profunda reflexión sobre sus memorias, e inquietudes relacionadas con una Europa en convulsión y declive. Este verano, otro libro suyo, “Momentos estelares de la humanidad”, ha recalado entre mis lecturas estivales, dicen que éste es probablemente el libro más famoso escrito por él. La verdad es que su escritura siempre te permite navegar entre la riqueza de un lenguaje vivo, cercano y que te adentra en cada una de sus descripciones o reflexiones, resulta curioso, tentador, y apasionante que en breves páginas se concentre el arte, el alma, la vida de diferentes personajes históricos, y a través de una profusa senda literaria nos muestre pequeños momentos enmarcados en una importante magnitud histórica. Emociones en torno a un amplio y variado muestrario de acontecimientos que te van absorbiendo, y que como dice el libro esos momentos marcan un rumbo durante décadas y siglos.
Son catorce momentos puntuales, tal como él los define, que tardó veinte años en escribirlos, la suma de una fascinación, acumulada a épocas lejanas, distantes entre ellas, pero ordenadas, y que al finalizar cada lectura encuentras más cercanas a nuestra realidad de lo que algunas veces pensamos. Su primer relato se refiere a Cicerón, y entre todas algunas de esas frases que te detienen y te provocan: “Un estremecimiento recorre a los oyentes, mitad miedo y mitad admiración por ese hombre viejo que solo con el valor del desesperado, de una íntima desesperanza, defiende la independencia del hombre de espíritu y el derecho de la república.”