Trabajar colaborativamente vale también para compartir esfuerzos entre municipios y entre personas que son vecinas, a veces incluso de calle, a pesar de depender de ayuntamientos distintos.
La semana pasada os hablaba del soterramiento de la línea de alta tensión en Fontsanta, una obra muy compleja que los municipios – Cornellà y Sant Joan – decidimos impulsar, a pesar de su complejidad técnica y de no contar a veces con todo el apoyo necesario . Y si se ha hecho realidad ha sido porque hemos insistido juntos, además de la colaboración del Área Metropolitana de Barcelona, porque el beneficio iba a repercutir en los vecinos de los dos municipios.
También ha tenido eco la reunión que concejales de Cultura de diversas poblaciones metropolitanas, incluida Cornellà, han tenido para unir fuerzas en el ámbito cultural, para que esa pluralidad sea también un punto fuerte que ofrecer a la ciudadanía. Una gran variedad, potente, pero descentralizada, para que la oferta cultural –se habló, entre otras cosas, de un festival de danza- llegue lo más lejos posible y perdamos la sensación de que algunas cosas “sólo” están en Barcelona, cuando los medios de transporte de hoy en día nos deja a todos muy cerca. Además, mientras la sociedad se globaliza, si somos capaces de generar una oferta cultural muy potente, conservaremos mejor nuestra propia identidad.
A escala metropolitana, dentro de sus funciones, ya tenemos el ejemplo del AMB, en cuestiones de transporte y de gestión de residuos, y hace pocos días también ha impulsado la reunión de alcaldes para coordinar acciones en cuestión de pobreza energética.
Estos detalles sirven para dejar patente que tenemos que mirar más allá de lo local, de entender nuestra ciudad como integrante de una realidad amplia, en que comprenderse, colaborar y compartir van a formar parte de nuestro esfuerzo de gestión.