En el último pleno municipal, justo antes de Navidad, aprobamos definitivamente el presupuesto del Ayuntamiento para este año, con el voto favorable de PSC, ICV-EUiA y ERC. En este presupuesto mostramos una importante ambición: defender a las personas y transformar la ciudad, desde fuera y desde dentro; tanto el espacio público, los equipamientos y los servicios, es decir, la piel de la ciudad, como la transformación de aquello más intangible, las oportunidades de sus habitantes.
Es un presupuesto prudente, pero que crece, porque hemos hecho una buena gestión, cosa que nos permite aumentar en políticas sociales, en el mantenimiento del espacio público, y en dinamización cultural, tanto desde la institución como desde la ciudadanía. Y todo ello significa también consolidar el trabajo realizado en los últimos años, no renunciar a los servicios y equipamientos que tenemos, y proteger a las familias más vulnerables, incorporando las líneas de trabajo del Acuerdo Social Contra la Crisis para evitar que se ensanche la fractura social o que algunos queden “al otro lado” y pierdan la oportunidad de recuperarse cuando la situación económica progrese.
Un presupuesto municipal comporta encajar muchísimas piezas, y hace falta tener bien claro cuáles son nuestras líneas rojas, como progresistas, y cuáles son, como equipo de gobierno, nuestros objetivos de mandato. Este presupuesto avanza en esta línea: ambicioso pero responsable, sin especulaciones, abierto a escuchar cualquier aportación. Por eso hemos dialogado e incorporado propuestas de la ciudadanía, de las entidades y de la oposición, para que el presupuesto municipal responda a las distintas necesidades y miradas que conviven en la ciudad. Conseguir el máximo consenso es esencial, es positivo sumar esfuerzos si se comparten los objetivos primordiales para la ciudad y el bienestar de sus habitantes.