Es muy difícil pensar en nuestro día a día, sin los móviles u otros adelantos tecnológicos. Y eso que vivimos sin ellos por décadas, mientras que los niños y adolescentes de hoy, ni siquiera pueden imaginarse cómo sería “aquello...”. Cuanto más tiempo se dedica al uso de dispositivos tecnológicos, más debate hay sobre los límites del acceso a la tecnología por parte de los más jóvenes; y la preocupación sobre el enganche a las pantallas y la hiperconexión se extiende a los docentes y familiares de los menores.
Discernir donde termina un uso razonable y empieza el abuso o un problema de adicción es tema para los médicos y los expertos. Pero a todos nos preocupa. Por eso, el Ayuntamiento puso en marcha a finales de 2014, el servicio “Tecnoatenció”, en el Citilab. Ya sabéis que el Citilab es un espacio de experimentación y de investigación, donde se “juega” con las nuevas tecnologías, pero también se puede analizar cómo personas sin conocimientos se enfrentan a ellas, o cómo nos puede afectar socialmente su uso, o su abuso.
Es evidente que para las personas con menos familiaridad con ellas, todo lo que envuelve a estas nuevas tecnologías se percibe distante y con efectos negativos. Como con todos los problemas, lo fundamental es admitir su existencia y, si es necesario, buscar ayuda experta.
En dos años, este servicio ha dado 48 charlas gratuitas, atendido a más de 1.500 alumnos y más de 200 adultos en escuelas e institutos. Primero por un tema de prevención, advirtiendo sobre riesgos del abuso y otras cuestiones muy serias que a los adultos nos cuesta detectar, como el ciberacoso, por ejemplo. Y en segundo término, también ha ofrecido atención personalizada, bien a las familias o bien directamente a los jóvenes que se encuentren con dudas o con un problema importante.
Fue una idea experimental, pero tanto por sus resultados, como por el eco que últimamente tiene en la sociedad, cada día está más de actualidad, y tendremos que seguir insistiendo sobre ello, informando, dialogando y creando espacios de ayuda y de reflexión.