Este domingo Isabel Rubio dejará el cargo de presidenta de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Cornellá después de ocho años al frente de la entidad. No es nada fácil dirigir una institución como esa. Requiere mucho compromiso, implicación y dedicación. Me consta que desde el primer día uno de sus objetivos ha sido consolidarla para los fines que fue creada: aumentar las actividades sociales en la ciudad, colaborar con otras entidades en proyectos colectivos y ser representante de nuestro municipio en sus múltiples actos en otras poblaciones.
Nos conocemos desde hace años, y tengo un recuerdo especial del desplazamiento que organizaron en 2012 al Rocío y al cual me sumé junto con un grupo de personas de la ciudad, con motivo del nombramiento como filial de la Hermandad Matriz de Almonte, un reconocimiento que tan solo ostentan tres hermandades de Catalunya.
Ahora que decide dar un paso al lado es justo reconocer el esfuerzo y labor realizados. Su compromiso social y su voluntad de sumar, desde el altruismo, para contribuir a la cohesión social del municipio son valores que hay que reconocer y agradecer.
Sé que no va a dejar el “Rocío”, seguirá estando comprometida y ligada a esta entidad con otra perspectiva, porque forma parte de su trayectoria vital, de su manera de actuar y de concebir el compromiso social y municipal.