
El Pedró tiene hoy varias plazas, todas mucho más grandes que la plaza del Trinquis. Pero sin duda, es el espacio más característico del barrio. Lo conocía bien, muy bien porque a pocos metros está el colegio Sant Miquel, donde estudié en mi infancia. También está muy cerca el Orfeó Catalònia, otro espacio de reunión imprescindible, y otro espacio de libertad en aquéllos años.

La plaça dels Enamorats està amagada entre l'Ajuntament i l'església, és un espai acollidor, silenciós. És alhora cèntric i apartat. Sobretot en tinc records de l'adolescència, de l'època en què els jocs passen a ser més seriosos i desperta la consciència. La millor imatge la dóna ben al principi de la primavera, quan comencen a florir els arbres que hi ha al mig.

El mirador de la avenida Salvador Allende sigue siendo, a pesar de que ya han transcurrido varios años, uno de los mejores ejemplos de la gran transformación que ha vivido Cornellà, cambio del que estoy muy satisfecho - y también orgulloso - por haber formado parte de él. Lo pienso tanto en calidad de vecino como de político: es una imagen gráfica del trabajo que hemos hecho desde los ayuntamientos democráticos. Me encanta la vista que hay, especialmente a primera hora de la mañana o al atardecer.
