Hemos pasado ya el Corpus, con tranquilidad, en parte porque se ha notado su coincidencia con la fiesta de Sant Joan, y también por el calor, y estamos de lleno en el verano. Retomamos la campaña de civismo en la calle que se realiza regularmente en estas fechas, al finalizar el curso escolar. Su parte más visible son los doce educadores cívicos que recorren las plazas, parques y calles para informarnos de las normas de convivencia en lo que respecta al espacio público.
No ponen multas ni dan lecciones, se trata de una campaña informativa en que nos recuerdan las normas vigentes respecto a un uso respetuoso del espacio que compartimos, normas que todos conocemos, o podemos conocer, con mayor o menor profundidad. El uso adecuado de las papeleras, de los contenedores, las normas que afectan a los perros y animales de compañía, u otras acerca de compartir el espacio en plazas y parques; creo que más que darlas conocer, se trata de tomar conciencia de ellas y tener claro de que el espacio es de todos y para todos.
Otra experiencia que forma parte de la campaña son los espacios públicos abiertos para jugar y hacer deporte, pensado para los más jóvenes, en las tardes de este verano, con dinamizadores que les acompañan para dirigir las actividades. Así, es más fácil dejar las plazas para quién tiene ganas de pasear o descansar, y compartir lo que nos ofrece nuestra ciudad con mayor racionalidad.
Hablo mucho de estos temas con vecinos y vecinas, sé que el tema del civismo nos preocupa. Corregir y sancionar también es necesario, pero antes, nuestro papel es informar y dar ejemplo, entre todos. Tomar conciencia es el primer paso para aprender.