Este miércoles es el Día Internacional contra la Violencia Machista. Una cita que entristece, porque son víctimas que no cesan: más de 50 en España, en lo que llevamos de 2015, según los últimos datos. No cesan, y además nadie puede negociar por ellas ni siquiera una tregua.
Este domingo, Cornellà y otras ciudades del Baix Llobregat se han unido en una marcha que concluía en el parque de Torreblanca, y mañana martes se organiza también una mesa redonda sobre respuestas jurídicas y modelos de atención policial, siempre hablando de los casos de violencia de género, además del acto central del miércoles por la tarde.
Y es verdad que hemos conseguido mejores leyes, que hemos avanzado mucho en la coordinación policial y judicial, pero que actuemos con rapidez y efectividad no es lo más importante, incluso haciendo un gran esfuerzo en prevención. El problema principal es que permanezcan esas actitudes, que permanezca en la mente de esas personas – de quién agrede y de quién lo pueda justificar – algo que es a todas luces injustificable.
Amar no es tener derechos ni propiedad sobre nadie. Pero el problema es que esas actitudes persisten; ¿en qué valor se escuda un hombre, o qué le impulsa a asesinar a quien es o ha sido su pareja? Hemos avanzado en gestionar el problema, en prevención, transmitimos los valores de la igualdad y el respeto en la educación, pero estamos lejos de concluir este camino. Algo nos queda por aprender para poder enseñar mejor a los jóvenes que crecen.
Actos 25 de noviembre