Cornellà es una factoría de personas llenas de inquietudes. Su dimensión humana de ciudad se puede calcular mediante las iniciativas que han salido de aquí, y que responden a una realidad de ciudad trabajadora, de ciudad que sabe que debe luchar por progresar individual y colectivamente.
Lo hemos visto en los movimientos sociales, en las entidades feministas que han sido pioneras, en su diversidad cultural, en los proyectos que ponen como prioridad atender a personas que lo necesitan muy próximas a nosotros y que no pueden siempre acceder o disponer de ayuda, en iniciativas artísticas alejadas de lo dominante o de lo masivo. Y es una ciudad de personas que quieren aprender, que quieren saber más, que quieren conocer. Cornellà ha dado muchos ejemplos de cómo es, ante todo, una ciudad de inquietudes.
La Escola d’Humanitats de Cornellà (EHC) ha iniciado su camino este mes de abril, con cuatro cursos, para responder también a este tipo de inquietudes. Tiene un horizonte mucho más amplio, pero que queremos madurar lo suficiente, mientras también ocupa su espacio definitivo. En su planteamiento, los contenidos y los valores son igualmente importantes. Valores que sabemos que capitalizan también las inquietudes de la población de Cornellà, por eso es fundamental esta confluencia. A partir de trabajar en temas de pensamiento, política, artes, creatividad, políticas de género y música, la EHC es un modo de llevarnos a poner la dimensión humana de Cornellà en primer lugar, y en última instancia, emprender un camino para ser más felices.