Este domingo el Palau Mercader acoge una sesión de cuentos distinta, más adulta que infantil, que aprovecha la cercanía de la festividad de Todos los Santos para adentrarnos en las historias de la calavera Catrina, un icono típico de la cultura mexicana.
Y es que los cuentos, como los libros o cualquier narración, no tienen edad, está en la mano del escritor o narrador estimular el interés y la curiosidad de personas de todas las edades.
Esto es muy personal; del mismo modo, el placer por la lectura puede crecer y decrecer a lo largo de la vida, como lo hace un río. Muchas actividades familiares que se programan en Cornellà, la mayoría en las bibliotecas pero también otras como esta que se hace en Can Mercader, nos facilitan volver a entrar en el mundo de los cuentos, descubrir las diferencias que hay entre los de ahora con los cuentos que nosotros leíamos o bien escuchábamos cuando teníamos la edad de nuestros hijos e hijas.
Quizá algunos tengan oxidado el placer por leer, por las narraciones. Un buen modo de recuperarlo son actividades como esta, como muchas otras –clubs de lectura, tertulias, presentaciones literarias... – que semana a semana nos recuerda que Cornellà quiere ser la ciudad de la lectura, y eso va por todos. No, no nos basta con leer en la escuela, no basta con aprender a leer, este placer nos puede estimular a lo largo de la vida.
En otro orden de cosas, recordaros también que, este fin de semana, concluirá la programación ‘Tot Esperant Pallassos’, con diversas actuaciones en las calles de la ciudad para recordarnos que, entre edición y edición del ‘Memorial Charlie Rivel’, Cornellà sigue teniendo un recuerdo para los artistas de la risa: ya falta menos para el siguiente festival.