Hace unos años expresaba que teníamos que disfrutar de la ciudad, de los nuevos espacios públicos y equipamientos que se habían creado, que invitaban a darles vida, a caracterizarlos con diferentes usos. Asimismo, planteaba la necesidad de diseñar un nuevo proyecto de transformación, ya que teníamos las condiciones, para naturalizar y humanizar aún más la ciudad.
El conjunto de reflexiones dio paso a un plan concreto y ambicioso en el tiempo, "Cornellà Natura", una serie de diferentes actuaciones de transformación que a largo plazo humanizaría más la ciudad.
Cuando lo planteé, algunos decían que no sería posible, otros que sólo era una marca, pero con calma y hechos, la realidad señala una evidente transformación. Ahora ya podemos comenzar a ver y disfrutar de una parte de este proyecto, una nueva forma de pensar y diseñar las intervenciones en el espacio público, bajo una guía, los "ejes verdes", y que además ya ha tenido reconocimientos internacionales y nacionales.
Ejemplos los podemos encontrar en muchos barrios, con obras terminadas, en ejecución o a punto de iniciarse. Algunas de más impacto que otras, pero la suma de todo, configuradas con una filosofía de trabajo medioambientalista, y una idea central y clara de transformación que los hechos demuestran. Iniciativas relacionadas con la pacificación del tráfico de vehículos a nivel local, ampliación de los carriles bici, o los nuevos circuitos naturales en la zona cercana al río, también se suman a la filosofía del proyecto.
La lista de todas las obras realizadas, tanto las que están incluidas dentro de los proyectos del Cornellà Natura, como el resto, es larga, y se puede consultar en la página Cornellà Millora.
Actuaciones planificadas y ejecutadas para cambiar nuestro concepto y uso de la ciudad: obras, que por sus características contribuyen a esta innovación, por ejemplo como la remodelación y ampliación del Parque Rosa Sensat, la primera fase de transformación de la Avenida Alps (de carretera a paseo ), la peatonalización de la calle Verge de Montserrat, la remodelación de dos placitas junto a la avenida Baix Llobregat, la avenida Sant Ildefons (la entrada principal al barrio por la carretera de Esplugues) , la remodelación de la carretera del Prat, así como de un sector de la avenida Pablo Picasso, o el soterramiento de la línea de media tensión en el barrio Fontsanta-Fatjó.
Todo ello, sin dejar de lado el mantenimiento y conservación del espacio público, o la reforma y creación de equipamientos, como han sido la rehabilitación y ampliación de la piscina de Can Millars, las mejoras de gestión del riego en el Parque del Canal de la Infanta, la remodelación del Parque de la Ribera, o la restauración de la cubierta de la masía de Can Maragall (futuro centro de interpretación de la historia de la ciudad).
Y con otras obras a punto de iniciarse o en ejecución, como la construcción de la nueva Escuela Municipal de Música en Can Bagaria, las Bibliotecas de Fontsanta y de Almeda, la construcción del gimnasio de la escuela L’Areny, las mejoras en las instalaciones deportivas como en los campos de fútbol municipales, las previstas en el estadio municipal Pilar Pons, o en los pabellones deportivos.
Han sido cuatro años de inversiones, en todos los barrios, que el Ayuntamiento ha podido afrontar, sin aumentar la presión fiscal a la ciudadanía, sin endeudarnos; diseñadas en plena crisis y desarrolladas en momentos de incertidumbre, con el apoyo y/o colaboración de la Diputación de Barcelona y del Área Metropolitana de Barcelona.
He ido viendo la evolución de todas ellas, no exentas de dificultades, de gestiones complicadas. La suma económica representa muchos millones de euros, más de cuarenta, y muchos puestos de trabajo directos e indirectos, estimulando la actividad económica. El repaso de todo lo que se ha llevado a cabo comporta una nueva realidad más respetuosa con el medio ambiente, generando nuevos equipamientos y espacios públicos, para crecer en valores y humanidad.