Afrontar la pandemia en todas sus caras nos ha ocupado el 100% de nuestro tiempo, de nuestras prioridades, desde el pasado mes de marzo. Más allá de los meses de confinamiento, en que el esfuerzo del Ayuntamiento estaba dedicado a cuestiones básicas, proteger la seguridad y el funcionamiento de los servicios, la limpieza y desinfección general, habilitar mecanismos de atención a personas vulnerables, y establecer medios seguros de contacto; después, en buscar estímulos para la economía local y nuevos protocolos de protección en el espacio público.
Ahora bien, la pandemia no da tregua, y ya vemos que va a ser imprudente cantar victoria en cualquier lugar del mundo hasta que no exista una vacuna eficaz que se pueda administrar de forma general. Controlar los contagios, por ahora, sólo se consigue con serenidad, sentido común y responsabilidad, pero el riesgo cero no existe. Y soy consciente que ante una situación excepcional como la que hemos estado viviendo, hay cuestiones que pueden parecer inexplicables.
Es nuestra responsabilidad retomar el pulso de la acción municipal, en un curso que va a estar marcado por la incerteza. Ante esta, va a ser complicado definir como será la línea de trabajo de los próximos meses, aunque no podemos dejarnos caer en la inacción; asumir una parálisis de la gestión, no, en ningún caso.
Pero tampoco vamos a fomentar el riesgo ni obviar medidas de seguridad donde haga falta. Eso, menos todavía. Menospreciar los riesgos de esta enfermedad es poner vidas en juego.
Por ello, debemos afrontar la situación de forma consecuente. Lo que no sea imprescindible, deberá esperar. Por muy seguros que estemos, y de la efectividad de las medidas de seguridad aplicadas, vamos a tener que convivir con nuevas situaciones de rebrote, por lo que, vuelvo a subrayar, es tarea común actuar con serenidad, sentido común y responsabilidad.
En el ámbito de la gestión municipal, al Ayuntamiento le corresponde retomar sus prioridades, que establecimos hace poco más de un año, al inicio del mandato.
La seguridad de nuestra ciudad a todos los niveles, individual y colectiva, desde insistir en el civismo, y la lucha contra mafias inmobiliarias, hasta el combate contra la violencia machista.
La protección del medio ambiente, integrada en el crecimiento de la ciudad para hacerla más verde y sostenible, dentro de la clave de los proyectos del programa Cornellà Natura.
Y una tercera prioridad es la lucha, nuestra lucha, ni nueva ni vieja, el afrontar y combatir las desigualdades e injusticias, para que las consecuencias económicas de la crisis no se cronifiquen de nuevo en los colectivos especialmentes vulnerables.