Empezamos 2020 y con él una nueva década y nuevos presupuestos pensados para marcar y reafirmar un proyecto municipal que se inició con la nueva legislatura, y sobre la cual fijamos nuestra hoja de ruta.
Hemos confeccionado los presupuestos con objetivos claros y precisos, y con los deberes hechos para dar solidez a nuevos proyectos. Son unas cuentas realistas y coherentes con nuestros recursos propios, y prudentes y financieramente estables para hacer frente a la posible recesión económica que se acerca (según los expertos), y para preservar nuestro objetivo de no endeudarnos. Pero además, son equitativos y equilibrados para dar respuesta a las necesidades de las personas y de la ciudad sostenible y saludable que queremos.
Con un crecimiento moderado, en torno al 2%, las partidas presupuestarias obedecen a los criterios mencionados anteriormente.
Más de un 30% de este presupuesto se destina, desde diferentes áreas, a favorecer la igualdad y evitar la fractura social. Fortaleciendo los servicios sociales para los colectivos más vulnerables, la educación, la cultura y el impulso de hábitos de vida saludable.
Alrededor de este mismo porcentaje (34%) lo destinamos a hacer que la ciudad sea un espacio de convivencia y a garantizar la transición hacia un modelo más verde y humano. Para ello, el proyecto Cornellà Natura estará dotado con más de un millón de euros para continuar dando forma a esta ciudad, cada vez más enfocada a que las personas la hagan suya y que los espacios y las zonas verdes formen parte de nuestro hábitat cotidiano.
Quiero también remarcar los numerosos recursos que destinamos al mantenimiento del espacio público, que se lleva una gran parte del presupuesto, y quiero hacer un llamamiento al civismo, al respeto y a la convivencia; aspectos fundamentales para que todos y todas sumemos, la ciudad crezca y repercuta en nuestro bienestar personal y colectivo.