En los últimos años estamos asistiendo a mayores movilizaciones sociales, una corriente feminista que reclama la igualdad de derechos y que denuncia las desigualdades estructurales que se dan en todos los campos, poniendo de manifiesto que queda mucho por hacer. Se trata de una carrera de fondo. Aunque es cierto que se han conseguido avances, no es suficiente, y se deben impulsar mecanismos eficaces que permitan erradicar el sistema patriarcal que aún predomina en nuestra sociedad. Se debe tratar de forma transversal y urgente con medidas que abarquen los ámbitos políticos, jurídico y socio-económico.
En este sentido, el discurso y las medidas no deben fundamentarse en las diferencias entre mujeres y hombres, sino en crear proyectos de vida personales, independientemente del género. Debemos considerar que hombres y mujeres somos personas con los mismos derechos y deberes. Es hora de avanzar y superar viejas estructuras paternalistas y es obligación de los poderes públicos establecer y dar respuestas, generando las condiciones necesarias para que la libertad y la igualdad de los individuos sean reales.
Debemos ser capaces de romper con las barreras de los roles tradicionales, poner freno a la violencia machista -que es una lacra social de primer orden-, generar un cambio de conciencia, promover la igualdad desde la infancia, en las escuelas y en el seno de nuestras familias. Denostar las acciones de cosificación de las mujeres en los medios de comunicación. Evidentemente, es un cambio que no se puede producir sólo con el combate y la lucha de las mujeres, los hombres también tenemos que formar parte de esta lucha, de este cambio de conciencia y de esta transformación como parte fundamental del progreso de nuestra sociedad. Debe ser parte de un compromiso compartido para dejar un mundo mejor a futuras generaciones. No podemos permitir ni un paso atrás, porque sino será imposible hablar de una sociedad justa, libre e igualitaria, sobretodo porque no nos referimos a un colectivo, hablamos de los derechos que afectan a la población que supone más de un 50% de nuestra demografía, las mujeres.